Comunicar que tienes #VIH es una decisión que debes tomar por ti mismo.

Aunque puedes recibir amor y apoyo de familiares y  amistades cercanas, es posible que algunos no sean tan tolerantes y necesiten tiempo para asimilarlo. Por esta razón, debes hacerte estas preguntas: ¿A quién le quiero decir y por qué quiero que sepan? ¿Cuánto estoy dispuesto a compartir? ¿Cuánto están dispuestos a escuchar? ¿Cómo me afectará divulgar mi diagnóstico de VIH y cómo afectará a las personas a quienes les digo?

Muchos optan por no decirlo a sus parejas sexuales de momento o futuras, sobre todo cuando son indetectables y el encuentro es casual. Aun cuando no hay posibilidad de transmisión del virus, lo recomendable será el uso del condón para evitar una posible transmisión o reinfección por VIH u otra ITS.

Otros deciden comunicarlo a sus parejas formales cuando inician relación o cuando deciden dar el paso hacia la intimidad. Lo importante es que tu decisión se fundamente desde el ámbito de la responsabilidad en pro de una vida saludable entre los dos, y esto implica que tu pareja reciba la información necesaria para que sus dudas o inquietudes se reduzcan al mínimo.

Algunas personas pudiesen verse en la obligación de comunicar su estado serológico cuando reciben atención médica quirúrgica o cuando un especialista intenta diagnosticar un problema de salud que posiblemente se relacione con el VIH.

Lamentablemente aún existe un estigma sobre las personas con VIH que puede generar escenarios de discriminación social y laboral.

El derecho a la privacidad y la confidencialidad varía entre países. Pero una cosa es cierta: mientras más divulgues tu diagnóstico de VIH, más difícil va a ser para ti ejercer tu derecho a la privacidad. Vivir abiertamente con la decisión de ser una persona con VIH no es algo que pueda deshacerse fácilmente y, por ende, debes tomar la decisión con cuidado.